DEFENDER LA TIERRA ES DEFENDER LA VIDA

 

   DEFENDER LA TIERRA ES DEFENDER LA VIDA, NUESTRAS VIDAS

Si bien en el universo pueden existir otros planetas que tengan condiciones para que se desarrolle vida (según la conocemos nosotros), hoy por hoy nuestro planeta tierra es lo único que conocemos y habitamos, donde se respira, se vive y se reproduce. ¿Entonces, a quién le puede interesar su destrucción?

Esta pregunta aparentemente ingenua necesita con urgencia una respuesta. Según datos científicos de distintos rincones del mundo, nos muestran un planeta tierra enfermo, por sobrecalentamiento o aumento de la temperatura global.   Los cambios observados en las temperaturas globales desde mediados del siglo XX no tienen precedentes desde décadas a milenios, pese a que hubo periodos prehistóricos de calentamiento global. Los trabajos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) muestran que la causa dominante del calentamiento observado desde la mitad del siglo XX es producto de las actividades humanas. La mayor influencia humana es la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO2), metano y óxidos de nitrógeno.


Algunas consecuencias: aumento en las temperaturas globales, la subida del nivel de los mares, mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos - olas de calor y grandes incendios, sequías, lluvias torrenciales, acidificación de los océanos, extinción de especies animales y vegetales. Por ejemplo, el Índice Planeta Vivo detecta una disminución promedio global del 68% de las casi 21.000 poblaciones estudiadas de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces entre 1970 y 2016.

Si nos remontamos a los orígenes de la tierra, más allá de cuestiones ideológicas o religiosas, podemos observar que la naturaleza en su desarrollo también tuvo crisis existenciales, pero pudo sobrevivir a esas casi destrucciones. Hoy hay una gran diferencia, sobre la tierra también existe el ser humano que, a pesar de su fragilidad, se auto determinó como dueño de la tierra misma. Aquí comienza a surgir el origen de una nueva amenaza sobre la existencia misma de la tierra.

Cuando el ser humano deja de tener una relación respetuosa con la naturaleza y pone el acento en únicamente su propio bienestar, esta relación se fractura y aparece con el tiempo (algunos siglos) el peligro de la destrucción del planeta tal cual lo conocemos.

Al organizarse la sociedad  se constituye un poder institucional, que impone reglas, costumbres y estructuras que sustentan ese poder y sobre el cual se "desarrolla la civilización". Un gran salto y un gran daño se produce con la colonización de América del Sur, Asia y África; aparte del saqueo de sus riquezas naturales, también nos dejaron los primeros genocidios conocidos.

Es una triste modalidad del sistema capitalista que al "organizar" la sociedad mundial, impone un tipo una regla de oro, que deja en peligro hoy nuestra propia existencia. Regla que es una característica intrínseca del sistema capitalista: la generación de riqueza o ganancias (para una ínfima minoría superpoderosa) a costa del resto de la humanidad y por supuesto de la propia naturaleza.

 

Las consecuencias de esa regla no son para todos iguales: Los hogares que representan el 10% de la riqueza mundial emiten el 45% de los gases de efecto invernadero. Dos tercios de ese 10% más rico vive en países desarrollados, el tercio restante en economías emergentes; la mayor parte del 10% más pobre vive en África subsahariana, Sudeste Asiático, Asia Central y América Latina. En estas regiones vive el 20 a 50% de la población que no tiene acceso al agua o a la electricidad.

Los impactos del calentamiento global recaen mayormente en los países del Sur global que, además de contar con poblaciones mayoritariamente pobres, sufren en sus territorios los daños materiales, sanitarios y ecológicos inducidos.

En Argentina, se prevé que la cantidad de gente afectada por las inundaciones se multiplique por cuatro en los próximos años, sobre todo los que viven en la cuenca del Plata y en la provincia de Buenos Aires. En el río Paraná, todas las lagunas del valle de inundación están secas por la gran crisis hídrica. Los peces migradores no pueden reproducirse y están desapareciendo. Además, no está habiendo agua para las poblaciones aledañas del río, donde vive más del 70% de la población argentina  (Fuente: Irene Wais, bióloga y ecóloga argentina).

En Mendoza, provincia castigada por una crisis hídrica que se ha vuelto crónica, se busca destinar miles de kilómetros cúbicos de agua para la extracción de combustibles fósiles no convencionales, a través del método del método de fractura hidráulica, como en Malargüe y San Rafael, en detrimento del abastecimiento de agua potable a las poblaciones, especialmente en los barrios de zonas urbanas marginales, y del uso agrícola.

En cuanto a la minería metalífera a cielo abierto que se intenta promover, cabe recordar lo que sucedió en 2015 en la mina Veladero, en San Juan: la rotura de una válvula en el conducto de solución cianurada provocó que 3.800.000 litros de esa sustancia llegaran al río Blanco.

 Desde las primeras voces de alarma de los científicos en 1990-92, los gobiernos y la dirigencia política que mantiene el status quo, no han querido escucharla.  Hoy, muestran indiferencia, ceguera o incapacidad para abordar una situación de emergencia climática como la que vivimos. Para sus intereses, las demandas ambientales irritan porque cuestionan modelos de desarrollo considerados como única vía para obtener el “progreso” de la sociedad, y que se han revelado caducos. De ahí la importancia que cobran las presiones que puede ejercer la sociedad civil: comunidad científica, movimientos socioambientales, pueblos originarios, movimientos de jóvenes y de mujeres, comunidades de vecinos, colectivos de trabajadorxs.

 El último Informe del  IPCC, publicado a principios de abril, advierte que al mundo le quedan tres años para asegurar un futuro viable a la humanidad, frenando drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, lo que requiere medidas urgentes para reducir la quema de combustibles fósiles en un 43% hasta 2030 y, en perspectiva, abandonarlos sustancialmente.

 O SEA QUE ESTE ES EL MOMENTO, ES AHORA O NUNCA.

MANIFESTEMONOS HOY, MAÑANA Y TODOS LOS DIAS, LA VIDA NO ESPERA

Foro Pensar Horizontes, Mendoza 22 de abril. http://foropensarhorizontes.blogspot.com/