Agosto 18, 2017
El
régimen de poder del neoliberalismo ha logrado desconectar el malestar
económico-social de cualquier modalidad emergente de un proyecto transformador.
Los políticos macristas son mediadores intercambiables que cuentan con esa
maquinaria neoliberal capaz de producir nuevas formas de subjetividad. En este
sentido es que el macrismo es una variante del poder neoliberal y no una
hegemonía.
Por
Jorge Alemán*
(para
La Tecl@ Eñe)
Son los
distintos analistas que a partir del triunfo electoral se interpelan por
la eficacia de la cultura macrista y especialmente por su eficacia política. En
muchos casos se suele insistir en que la oposición es negligente y descuidada a
la hora de desentrañar la lógica de dominación macrista. Según esta vertiente,
las burlas y las críticas de nuestro "bando " no toman en serio
ni como corresponde, el funcionamiento del dispositivo macrista en sus
verdaderos alcances. Describamos algunos de estos aspectos y su posible
eficacia.
1) El
clima de contemporaneidad que rige su escenografía, discursos plagados de
sintagmas de la autoayuda, un régimen de stand up generalizado que apela
permanentemente a las potencialidades del "individuo", músicas
livianas, cuerpos de bicisendas, calidad de vida new age, etc . Alentando
siempre la idea de que lo "otro" es arcaico y ya abandonado por la
historia.
2) El
"funcionamiento en equipo" que a su vez no borra las
individualidades, el estilo descontracturado de permanente progreso donde
fracasar es imposible y donde la Capital Federal es la caja de resonancia
perfecta para este espíritu de los tiempos.
3) La
Señora Vidal, tal vez su máximo capital simbólico, de apariencia
virginal, despojada de todo interés personal y de toda referencia a la
interpretación política y siempre amenazada por lo oscuro de fuerzas
terribles: las mafias y el narco, que tienen como condición para mantener su
potencia amenazante el no ser nunca nombradas en su especificidad.
4) La
permanente preocupación por el dolor de los otros, el sufrimiento que esto les
procura y la apelación a inventar actividades emprendedoras para como lo suelen
explicar los manuales, aprovechar la desgracia para reinventarse en una nueva
actividad exitosa.
No obstante
estos gestos que consolidan la idea de que la clase media es el vector que
unifica y estabiliza a la nación está siempre asediada por lapsus, deslices en
la enunciación y distintos gestos y fórmulas de desprecio clasista que permiten
el retorno de lo reprimido, retorno que revela un arcaico y antiguo rechazo por
lo popular. Son los puntos de fuga del dispositivo macrista.
Pero la
tesis que nos proponemos defender es que esto no procede de una inteligencia
macrista ni de asesores ultra especializados que saben manipular a las masas en
su favor.
Son los
propios dispositivos del Neoliberalismo, su régimen de Poder, el que ha
producido una novedad a escala mundial. Una novedad que ha tardado sin embargo
mucho tiempo en prepararse, como suele ocurrir siempre con las novedades.
Esta
novedad consiste en haber logrado desconectar el malestar económico- social de
cualquier modalidad emergente de un proyecto transformador. Dicho en otros
términos, el Neoliberalismo es una mutación del Capitalismo donde la relación
con la Causa está rota hasta nuevo aviso. O en términos marxistas “las
contradicciones" no son ya operativas. En este horizonte hay una
"mala noticia”, la maquinaria capitalista logra como lo indica la palabra
“Dispositivo” poner todo a disposición, contaminando a la política con lo que
llamaríamos “ultrapolítico", a saber: infiltrando a la política clásica
con fenómenos identificatorios, fantasmáticos. Estos fenómenos se captan mejor
cuando se observa el exterior constitutivo del macrismo: el espectro
kirchnerista y sus equivalencias metafóricas en Venezuela y el Populismo.
A la
“hipermodernidad" macrista la amenaza un futuro que viene del pasado: la
experiencia nacional y popular. Toda su supuesta
contemporaneidad sobreactuada cruje cuando vislumbra que el proyecto
popular no está muerto. Entre otras cosas, porque la verdadera experiencia
moderna y republicana aconteció bajo el kirchnerismo.
"A la “hipermodernidad" macrista la amenaza un futuro
que viene del pasado: la experiencia nacional y popular. Toda su supuesta
contemporaneidad sobreactuada cruje cuando vislumbra que el proyecto
popular no está muerto. Entre otras cosas, porque la verdadera experiencia
moderna y republicana aconteció bajo el kirchnerismo... Los políticos
macristas son mediadores evanescentes e intercambiables que cuentan con jugar
con la corriente a favor de una maquinaria neoliberal con una potencia en
la producción de nuevas formas de subjetividad..."
Los
políticos macristas son mediadores evanescentes e intercambiables que cuentan
con jugar con la corriente a favor de una maquinaria neoliberal con una
potencia en la producción de nuevas formas de subjetividad, que encuentra su
ejemplo mayor en aquellos que son capaces de atentar contra sus propios
intereses por odio hacia los otros. En este aspecto el macrismo es una variante
con su propia especificidad, del poder neoliberal y no una hegemonía.
La
Hegemonía siempre se construye con lo que "no hay ", con el vacío
como punto de partida, por ello nada va a "volver" y está todo por
reinventar. Su condición primera es no tener como punto de partida el
régimen de dominación neoliberal y por tanto verse obligada a construir con
fragmentos una voluntad contra hegemónica. Algo bien diferente del poder
homogeneizante de la maquinaria capitalista. Ardua y desigual tarea si se tiene
en cuenta el dispositivo mediático -judicial a disposición de la trama
neoliberal.
Madrid,
18 de agosto de 2017
*Profesor
honorario de la UBA, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis, de la
Escuela Lacaniana de Psicoanálisis (España) y de la Escuela de Orientación
Lacaniana (Argentina).