TALLER DEMOCRACIA- SINTESIS DEL DEBATE


Taller sobre Democracia en la Casita colectiva, 19 octubre 2019
Organizado por Foro Pensar Horizontes
Participantes: 57

Síntesis de los debates

Este documento presenta las principales ideas y propuestas expuestas en el Taller sobre la Democracia. Al mismo tiempo, trata de reflejar lo más fielmente posible la expresión de quienes hicieron uso de la palabra. Resulta sin embargo inevitable que intervenga la subjetividad de los intérpretes/editores, tanto al anotar la palabra del/la participante como al dar forma al texto.


Interactuar en el respeto a la diversidad, ese ejercicio hicimos en el taller. Los debates en los tres grupos fueron ricos, intensos, alimentados por ideas y sentires a veces muy similares, a veces bastante disímiles. De ahí la dispersión textual que pueda aparecer en esta síntesis, que hemos tratado de atenuar articulando las ideas expuestas en torno a cinco ejes:  1) ¿Qué democracia vivimos hoy?  2) Experiencias en países latinoamericanos  3) Falta de participación popular en cuestiones de bien común  4) ¿Hacia dónde vamos?  5) ¿Qué hacer? 
Para facilitar la comprensión e interpretación crítico-reflexiva, las ideas semejantes fueron aglutinadas en párrafos. Y cada párrafo, enunciado o idea diferente u opuesta a otros, va precedido de un guión largo.



1. ¿Qué democracia vivimos hoy?
– Estamos viviendo una democracia delegativa, en la que los representantes no nos representan. Dos problemas mayores: por parte de los representantes, el no cumplimiento de promesas y programas electorales; por parte de la ciudadanía, el delegar todo en los representantes, perdiendo la posibilidad misma de decidir o de influir en la toma de decisiones.
– Esta democracia es limitada y restringida a la clase política partidaria; no es gobierno del pueblo, ni siquiera es representativo del mismo. Las democracias siempre han sido resortes de los grupos de poder. Entre ellos, hoy el papel del poder judicial es determinante.
– El poder judicial es el escudo contra todas las demandas. En EEUU, en la zona de los Apalaches, hay situaciones de conflicto legal con las mineras que generan problemas laborales y ambientales. Los jueces fallan en concreto a favor de las mineras que han tomado al poder judicial cooptado. Los sistemas se venden como algo comprable. Los jueces representan a los sectores dominantes.
– La democracia, como institución burguesa, es conducida por las minorías capitalistas, los partidos, el círculo rojo económico y político.
– La restricción de la democracia tiene que ver con la acotación de derechos. 
Hay que diferenciar las democracias de los países centrales de las de los periféricos.
Hay golpes contra esta democracia débil, pero no identificamos al enemigo.
La democracia, tal como la conocemos, está en crisis de legitimidad; es preciso hacer una escucha comunitaria de lo que sucede alrededor nuestro.
En la modernidad hemos conocido dos democracias y dos sistemas, el socialista (tal como se implementó a principios del siglo XX y pudo existir muy poco tiempo) con su correspondiente forma de democracia y el capitalista que aun padecemos con su forma de democracia afín. En el sistema capitalista en que vivimos, las deficiencias que presenta la democracia no son deficiencias de las formas. El sistema lo plantea así. Cuando se habla de que un gobierno representa al 51% que lo votó, esto no es real, es sólo una democracia nominal, no hay un feed-back con los votantes.
En la guerra que se nos hace, estamos en la fase de pensamiento, y ganaremos por el pensamiento.
– El iluminismo, la razón, como base de la democracia ha fracasado. Las emociones manejan las elecciones. De ahí el resurgimiento de los fascistas en el mundo, que buscan soluciones por medio de la violencia, situación muy semejante a la que se produjo a principios del siglo XX.
Es necesario buscar una democracia más directa, que nos abarque a todos, no sólo a los que votan por una opción.



2. Experiencias en países latinoamericanos
En América latina, con las realidades pos-dictatoriales que se fueron dando, especialmente en los países del Cono Sur, se consolidó el régimen social neoliberal y se construyó una democracia formal, de baja intensidad, transformando a los ciudadanos en meros consumidores, a la par que se iban disminuyendo sus derechos.  Simultáneamente, se han ido gestando en algunos países experiencias de mayor participación política que muestran un crecimiento desde abajo.
En Ecuador los movimientos originarios, sin perder su esencia, se involucran también en los partidos, de los que forman parte. Lo de Chile no es aislado [la noche del 18 de octubre se iniciaban los levantamientos]. Las luchas en Ecuador, el proceso en Bolivia [antes del golpe contra Evo], los mapuches en el sur de Chile con sus luchas antisistema, muestran que el todo vale no es universal.
En Chiapas, México, los zapatistas prueban formas por fuera de la democracia burguesa a pesar de la represión, pero están dentro del sistema capitalista a través de sus caracoles [regiones organizativas de las comunidades autónomas zapatistas] que conviven con el sistema.
Lo que está en juego es la autodeterminación. Y en Latinoamérica, se trata de la autodeterminación de los pueblos frente a occidente. El mejor invento de occidente para dominar el planeta es la democracia. Hay que discutir si esta democracia es el camino.
Las manifestaciones actuales son formas que deben germinar; posibilitarían que se desarrolle una democracia de tipo participativo, aún dentro del sistema capitalista. Por ejemplo, la revocatoria de mandato figura en la nueva constitución de Venezuela, que también es tema de actualidad en México.
En Argentina, la constitución incluye la consulta popular, que puede o no ser vinculante, pero la puesta en práctica ha sido casi nula. Además, a diferencia de Bolivia, los sectores populares no pueden llegar a alguna banca. Hubo sin embargo reconocimiento y ampliación de derechos en otros periodos de nuestra historia, bajo esta forma de democracia imperfecta.  Pero venimos de muchos fracasos, venimos del 2001 y del que se fueran todos. 
Deberíamos ahondar en los procesos políticos y de participación de estos países, como también las experiencias en Cuba y Venezuela.

Experiencias en el contexto mendocino
Experiencia de vida en el Barrio San Martín, en Capital, desde sus inicios. La cooperativa se formó en los años 50, y en los 60 estaba en su apogeo. Hoy tiene todos los servicios y sus 40.000 habitantes incluidos.
Hace más de 50 años se discutía qué hacer cuando la televisión llegara a todos los hogares, todos los días; se presumía la penetración mediática. Esos años fueron muy pragmáticos, no se discutían cuestiones teóricas, lo que hizo que mucha gente se incluyera. Nadie fue expulsado. Y hoy, nadie se va del barrio.
– En el Espacio Para la Memoria (EPM), cerca de 9500 estudiantes (secundarios y terciarios) han pasado y cuando contamos lo realizado por los genocidas, muchos pibes dicen que no ha cambiado nada. La democracia es una herramienta del liberalismo.
En la facultad de Ciencias Agrarias, recientemente el Centro de Estudiantes funcionaba en Asamblea. Se llamó a elecciones y se constituyó un sistema mixto entre asamblea participativa y con representantes. Pero es difícil hablar claramente de ciertos temas; el sentimiento es que hay que lavar algunas palabras – como justicia, oprimidos-opresores, etc.- porque despiertan rechazo en gente joven.



3. Falta de participación popular en cuestiones de bien común
El neoliberalismo ha tenido logros exitosos, los canales de participación política han sido destruidos. Durante la última dictadura militar en Argentina, el violento disciplinamiento redujo la participación de la ciudadanía a niveles bajísimos; hoy las nuevas generaciones están tomando protagonismo. Pero en general predomina una gran apatía, pocos deseos de participar.
La abulia tiene que ver con la posmodernidad. El todo vale. Un gran sector de la sociedad, cooptado por el sentido común hegemónico, sigue respondiendo acríticamente. Hay creencia en la democracia, pero los indiferentes nos rodean.


En ámbito sindical 
– Entre los compañeros obreros, hay mucha indiferencia e ignorancia. Predomina la ausencia de participación, los trabajadores no se organizan. Hay que pasar de la necesidad al derecho.
– La conducción de los sindicatos deforma las posibilidades de participación y organización de los trabajadores en temas de educación, salud y trabajo. La figura del delegado es muy importante. Sin embargo, en algunas fábricas, en estos momentos, al que participa como delegado se lo considera un boludo.
En Argentina el gremialismo siempre fue traicionado. Y en estos últimos cuatro años, los “gordos” le permitieron todo a Macri.
En el Movimiento Independiente de Músicos de Mendoza (MIMM) se ve reproducido el modelo de exitismo. Aun promoviendo la participación, la gente no se involucra ni se empodera; vota y espera que los problemas sean resueltos.

En ámbito educativo 
¿En qué se han equivocado los docentes? Una directora de escuela fue muy agresiva cuando representantes de los jubilados fueron a volantear. El modo de participar de la escuela, del vecindario, también es un problema. Ha calado hondo que el ser político es algo malo, hay una marea tibia. Así, una madre, en la escuela, a pesar de que participa, afirma: “soy apolítica”.
¡Qué poco lugar hemos dejado a la libertad de decisión en los jóvenes! Los docentes deberían trabajar para construir un pensamiento crítico, pero estamos inculcando la no participación. Antes de la PASO un profesor dijo a los alumnos universitarios: “se vota en 72 horas, recuerden que hay dos modelos”, le llamaron la atención porque había hecho política. En la Secundaria o en la Universidad no se denuncian actitudes fascistas por miedo.
La escasa participación está también relacionada con la censura; a veces hay que callar ciertas palabras, en el espacio escolar no son usadas. En algunos contextos escolares sin embargo, hay microespacios donde sí se habla de política.
Volviendo a la apatía predominante, a medida que las mayorías menos participen menos querrán participar. Ningún gobierno en Argentina ha construido canales reales de participación desde las bases, se ha dejado todo en manos de los partidos políticos. La única participación de nuestro pueblo ha sido en resistencias, pero difícilmente en construir futuro.


4. ¿Hacia dónde vamos?
Parece que coincidimos, esta democracia no nos sirve, pero aparecen interrogantes: ¿Cuál es el orden social alternativo a este? ¿Cómo lograr la participación? ¿Cómo se resuelven las “satisfacciones” de la sociedad? El individuo no piensa a futuro, necesita la satisfacción inmediata, y cuando la logra, aparece otro deseo que tiene que satisfacer en forma inmediata. Pareciera que la sociedad nunca está satisfecha. En realidad, hay más preguntas que certezas.
¿Cómo darle otro valor a la democracia? Sería bueno contrastar con la realidad de otros países, por ejemplo con Cuba.
La mayoría de los participantes del taller ha hablado de transformar a la democracia desde adentro, sin referirse a la revolución. La pregunta es si la democracia debe ser transformada desde adentro o hay que darle un empujón para que se caiga. ¿Reformismo o revolución? ¿Se está dispuesto a dar la pelea por el socialismo? La lucha ¿podrá ser desde adentro? ¿Cómo lucharemos contra el fascismo? Aún en la izquierda hay fascismos.
La salida no será dentro del capitalismo. El objetivo estratégico es el socialismo.
En el debate público, no hay planteamientos claros contra el modelo neoliberal. No se cuestiona el manejo de los recursos naturales, el modelo extractivista dominante, los acuerdos con las multinacionales o el tema de la emergencia climática. Si seguimos con este nivel de consumismo, el planeta no resiste. Para las elecciones dentro de una semana, la disyuntiva se da entre un proyecto totalmente capitalista neoliberal y otro menos neoliberal, pero ninguno de los dos principales candidatos apunta a una transformación de la sociedad.
Otro planteo sostiene la necesidad de que el Estado impulse la formación de equipos técnico-políticos para abordar la problemática de los recursos naturales, su uso y aprovechamiento, como base para delinear políticas de largo alcance, del mismo modo que se requiere prever políticas de mediano y largo plazo que apunten a la producción y el desarrollo industrial.
Se destaca la importancia de la batalla cultural, como se dio por ejemplo en Nicaragua. Palabras como socialismo, sindicalismo, lucha…, han sido descalificadas. La batalla se debe dar en todos los ámbitos, pues la creatividad siempre está presente, y es un tema que nos compete a todos. Se pueden tener en cuenta ideas desde otro lugar; por ejemplo en Cuba hay otra TV y otra radio.
En la batalla cultural, el arte es fundamental, donde lo subjetivo juega un papel crucial. Sin embargo, también en el arte suele ocurrir lo que pasa en el campo de la economía más desembozadamente: la competencia, las relaciones de dominio. El problema no es solo del sistema capitalista; en todo caso, el sistema capitalista lo aprovecha al máximo. Pero la cuestión del ansia de poder es inherente a la condición humana, yace en la dimensión peligrosa del individuo – relacionado con lo que se dijo antes acerca de la presencia fascista aún en la izquierda-  de la cual hay que cuidarse y cuidar a los demás.
Para darle un empujón al capitalismo hay que avanzar en los gobiernos nacionales y populares, y ejercer el control para que sea posible el gran salto.
Es necesario dejar de lado el odio de clase. Hay herramientas dentro del capitalismo para transformar la democracia, que el gobierno anterior utilizó, y que permitirían trabajar en ese sentido.
Tratar de construir en los ámbitos donde nos movemos para que la vida sea un poco mejor. Debemos concebir la democracia como una nueva forma de relación entre las personas. Una persona, si hace, se empodera, construye. En esas nuevas relaciones hay que tender a las construcciones participativas.
El sentido común se romperá cuando construyamos un sentido común diferente. Es vital la participación en forma colectiva para fomentar cambios dentro de este sistema. Se necesita una acumulación de fuerzas sociales con mentalidad de fuerzas creativas.
Si anhelamos alcanzar otras formas democráticas de tipo participativo, habría que imaginar herramientas para deliberar desde abajo en múltiples espacios (grupos de discusión, organizaciones sociales, partidos políticos, en las calles…).
Numerosas son las manifestaciones populares y los movimientos sociales, pero están segmentados, sin articulación entre sí. En algunos se practica la horizontalidad.  En estos núcleos de resistencia se ve germinar una real democracia participativa.


5. ¿Qué hacer?
Argentina ha tenido sus claroscuros, y en sus claros se pueden rescatar cosas tan importantes como los Juicios de lesa humanidad, únicos en el mundo. Lo generó nuestra democracia. La democracia tiene que encerrarse en el respeto a los derechos humanos. Derechos humanos en todos los órdenes de la vida.
Entre los participantes de este taller, los trayectos políticos, las decepciones y frustraciones, los fracasos, parecen muy semejantes a pesar de las diferencias etarias. Varios de los presentes vivieron la dictadura, algunos se exiliaron y le encontraron la vuelta a la democracia en los países donde vivieron.  
Cada país, cada sociedad, despierta de forma distinta. Esa es la palabra: despertar. Los sacudones nos despiertan. Hemos tenido varios despertares, por ejemplo, la organización de los años 70. Los pueblos originarios nos transmitieron y nos transmiten la rebeldía. No copiar, sino despertar. Buscar un camino que nos sirva a todos.
La base de la sociedad es la comunidad que está rota. Una de las bases de la comunidad es la reciprocidad. Mediada por los intereses, la reciprocidad es más fría que la solidaridad. Cuando la comunidad se desarrolla, entiende que hay una necesidad que mueve a construir para resolver los problemas que afectan a esa comunidad, conceptual y estratégicamente. Muy distinto del esperar que el estado resuelva.
– Dos desafíos, qué hacemos con el capitalismo, imposible voltearlo y tampoco tenemos un modelo alternativo en gran escala para remplazarlo.
– ¿Construir otro tipo de democracia, como la zapatista? En todo caso, los estallidos espontáneos, los movimientos feministas, los adolescentes que rompen y construyen otro camino, están marcando senderos. También los pueblos originarios que tienen concepciones muy distintas a la nuestra. Todos esos movimientos de rebeldía, las organizaciones sociales, el movimiento piquetero, cumplen un papel fundamental alternativo al reformismo socialdemócrata. A pesar de la abulia, sigue definiendo la calle.
– Sin embargo, los movimientos sociales a veces nos desalientan. Algunas organizaciones sociales se encierran en un globo y no salen a conectarse con el barrio donde se desarrollan. Además, en las luchas, los partidos y/o los gobiernos terminan cediendo algo para después cooptar a los movimientos. La democracia tolera las diferencias para apaciguar la movilización, por lo que hay que construir canales de participación sin clientelismo, sin vaciamiento ideológico. 
La promoción de cooperativas en los ámbitos de participación, es una forma de alentar un cambio desde abajo. En los pueblos originarios, una cooperativa no es para la corrupción.
– Frente a la segmentación de los numerosos movimientos sociales y organizaciones populares, necesidad de articular las distintas experiencias de participación, resistencia y lucha.
– Espacios de debate como éstos dan esperanza, ya que hemos perdido la confianza del encuentro. Retomar el encuentro con la otredad. Que la asamblea sea el espacio de autodeterminación. Se trata de un ejercicio de democratización para discutir, proponer y eventualmente lograr resultados. Se puede aplicar a distintas escalas, desde pequeñas comunidades hasta las más grandes. Habría que replicar y multiplicar este modo de discusión política, aquí y en otras partes, para ir prefigurando, desde abajo, nuevas formas de democracia participativa.  
¿Modificar la constitución, establecer la revocatoria de mandato? Hoy ningún sector político se plantea la reforma constitucional. Zaffaroni hace una propuesta de reforma constitucional, que es como una refundación del estado. Educación única para todos los estratos. Salud única para todos. La revolución tiene que ser pacífica pero muy osada.
Desde lo pragmático, plantearse objetivos concretos como la recuperación en todos los niveles de representación, participando en los partidos políticos. Las cosas sí se pueden cambiar.
– Para tender a una democracia más participativa, las nuevas tecnologías pueden ayudar en las consultas populares donde la ciudadanía se pueda pronunciar con un Sí o con un No sobre determinados temas (laboral, impositivo, etc.). Sobre todo para el nivel municipal.
Un gran desafío es crear nuevas formas democráticas más participativas y menos delegativas. Si queremos evitar el delegar todo en los representantes, movilizarse después de las elecciones en todos los espacios posibles, para empezar a influir en la toma de decisiones.

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Hemos compartido distintas miradas sobre cómo mejorar todo esto. Hay que intentar por todos los caminos. Cada uno caminará el que mejor le venga. Están quienes participan en los partidos haciendo lo que se pueda. También aquellos que pelearán por alguna reforma constitucional para que los políticos y los jueces estén más controlados en sus promesas y en sus sueldos. Y están quienes ven la calle como única salida. Es posible que en algún punto nos encontremos.
Foro Pensar Horizontes,
Noviembre 2019