El vicepresidente David Choquehuanca convocó a la hermandad, a la unidad.
LA PAZ / 8 de noviembre de 2020
Con el permiso de
nuestros dioses, de nuestros hermanos mayores y de nuestra Pachamama, de
nuestros ancestros, de nuestros achachilas, con el permiso de nuestro Patujú,
de nuestro arcoíris, de nuestra sagrada hoja de coca.
Con el permiso de
nuestros pueblos, con el permiso de todos los presentes y no presentes en este
hemiciclo.
Hoy quiero compartir
nuestro pensamiento en unos minutos.
Es obligación de
comunicarnos, obligación de dialogar, es un principio del vivir bien.
Los pueblos de las
culturas milenarias, de la cultura de la vida mantenemos nuestros orígenes
desde el amanecer de los tiempos remotos.
Los hijos hemos
heredado una cultura milenaria que comprende que todo está interrelacionado,
que nada está dividido y que nada está fuera.
‘Vayamos juntos’
Por eso nos dicen que
todos vayamos juntos, que nadie se quede atrás, que todos tengan todo y a nadie
le falte nada.
Y el bienestar de
todos es bienestar de uno mismo, que ayudar es motivo de crecer y ser feliz,
que renunciar en beneficio del otro nos hace sentir fortalecidos, que unirnos y
reconocernos en el todo es el camino del ayer, hoy mañana y siempre de donde
nunca nos hemos alejado
El ayni, la minka, la
tumpa, nuestra colka y otros códigos de las culturas milenarias son la esencia
de nuestra vida, de nuestro ayllu.
Ayllu no solo es una
organización de sociedad de seres humanos, ayllu es un sistema de organización
de vida de todos los seres, de todo lo que existe, de todo lo que fluye en
equilibrio en nuestro planeta o Madre Tierra.
Durante siglos los
cánones civilizatorios del Abya Yala fueron desestructurados y muchos de ellos
exterminados, el pensamiento originario fue sistemáticamente sometido al
pensamiento colonial.
Mas no lograron
apagarnos, estamos vivos, somos de Tiwanaku, somos fuertes, somos como la
piedra, somos cholke, somos sinchi, somos Rumy, somos Jenecherú, fuego que nunca
se apagaba, somos de Samaipata, somos jaguar, somos Katari, somos comanches,
somos mayas, somos guaraníes, somos mapuches, mojeños, somos aymaras, somos
quechuas, somos jokis, y somos todos los pueblos de la cultura de la vida que
despertamos larama, igual, rebelde con sabiduría.
‘Una transición cada
2.000 años’
Hoy Bolivia y el mundo
vivimos una transición que se repite cada 2.000 años, en el marco de la
ciclidad de los tiempos, pasamos del no tiempo al tiempo, dando inicio al nuevo
amanecer, a un nuevo Pachakuti en nuestra historia
Un nuevo sol y una
nueva expresión en el lenguaje de la vida donde la empatía por el otro o el
bien colectivo sustituye al individualismo egoísta.
Donde los bolivianos
nos miramos todos iguales y sabemos que unidos valemos más, estamos en tiempos
de volver a ser Jiwasa, no soy yo, somos nosotros.
Jiwasa es la muerte
del egocentrismo, Jiwasa es la muerte del antropocentrismo y es la muerte del
teolocentrismo.
Estamos en tiempo de
volver a ser Iyambae, es un código que lo han protegido nuestros hermanos
guaraníes, y Iyambae es igual a persona que no tiene dueño, nadie en este mundo
tiene que sentirse dueño de nadie y de nada.
Desde el año 2006
empezamos en Bolivia un duro trabajo para conectar nuestras raíces individuales
y colectivas, para volver a ser nosotros mismos, volver a nuestro centro, al
taypi, a la pacha, al equilibrio de donde emergen la sabiduría de las civilizaciones
más importantes de nuestro planeta.
Estamos en pleno
proceso de recuperación de nuestros saberes, de los códigos de la cultura de la
vida, de los cánones civilizatorios de una sociedad que vivía en íntima
conexión con el cosmos, con el mundo, con la naturaleza y con la vida
individual y colectiva de construir nuestro suma kamaña, de nuestro suma
akalle, que es garantizar el bien individual y el bien colectivo o comunitario.
Chacha-warmi
Estamos en tiempos de
recuperar nuestra identidad, nuestra raíz cultural, nuestro sake, tenemos raíz
cultural, tenemos filosofía, historia, tenemos todo, somos personas, y tenemos
derechos.
Uno de los cánones
inquebrantables de nuestra civilización es la sabiduría heredada en torno a la
Pacha, garantizar equilibrios en todo tiempo y espacio es saber administrar
todas las energías complementarias, la cósmica que viene del cielo con la
tierra que emerge de debajo de la tierra.
Estas dos fuerzas
cósmicas telúricas interactúan creando lo que llamamos vida como una totalidad
visible (Pachamama) y espiritual (Pachakama).
Al comprender la vida
en términos de energía tenemos la posibilidad de modificar nuestra historia, la
materia y la vida como la convergencia de la fuerza chacha-warmi, cuando nos
referimos a la complementariedad de opuestos.
El nuevo tiempo que
estamos empezando será sostenido por la energía del ayllu, la comunidad, los
consensos, la horizontalidad, los equilibrios complementarios y el bien común.
Históricamente se
comprende la revolución como un acto político para cambiar la estructura
social, para así transformar la vida del individuo, ninguna de las revoluciones
ha logrado modificar la conservación del poder, para mantener control sobre las
personas.
‘Nuestra revolución es
la revolución de ideas’
No se consiguió
cambiar la naturaleza del poder, pero el poder ha logrado distorsionar la mente
de los políticos, el poder puede corromper y es muy difícil modificar la fuerza
del poder y de sus instituciones, pero es un desafío que asumiremos desde la
sabiduría de nuestros pueblos. Nuestra revolución es la revolución de ideas, es
la revolución de equilibrios, porque estamos convencidos que para transformar
la sociedad, el Gobierno, la burocracia y las leyes y el sistema político
debemos cambiar como individuos.
Vamos a promover las
coincidencias opositoras para buscar soluciones entre la derecha y la
izquierda, entre la rebeldía de los jóvenes y la sabiduría de los abuelos,
entre los límites de la ciencia y la naturaleza inquebrantable, entre las
minorías creativas y las mayorías tradicionales, entre los enfermos y los
sanos, entre los gobernantes y los gobernados, entre el culto liderazgo y el
don de servir a los demás.
Nuestra verdad es muy
simple, el cóndor levanta vuelo solo cuando su ala derecha está en perfecto
equilibrio con su ala izquierda, la tarea de formarnos como individuos
equilibrados fue brutalmente interrumpida hace siglos, no la hemos concluido y
el tiempo de la era del ayllu, comunidad, ya está con nosotros.
Exige que seamos
individuos libres y equilibrados para construir relaciones armónicas con los
demás y con nuestro entorno, es urgente que seamos seres aptos de sostener
equilibrios para sí y para la comunidad.
Estamos en tiempos de
los hermanos de la apanaka pachakuti, hermanos del cambio, donde nuestra lucha
no solo era por nosotros, sino también por ellos y no en contra de ellos.
Buscamos el mandato, no buscamos enfrentamiento, buscamos la paz, no somos de
la cultura de la guerra ni de la dominación, nuestra lucha es contra todo tipo
de sometimiento y contra el pensamiento único colonial, patriarcal, venga de
donde venga.
La idea del encuentro
entre el espíritu y la materia, el cielo y la tierra de la Pachamama y
Pachakama nos permite pensar que una mujer y hombre nuevos podremos sanar a la
humanidad, al planeta, y a la hermosa vida que hay en ella y devolver la
belleza a nuestra madre tierra.
Defenderemos los
sagrados tesoros de nuestra cultura de toda injerencia, defenderemos nuestros
pueblos, nuestros recursos naturales, nuestras libertades y nuestros derechos.
‘Volveremos al Qhapak
Ñan’
Volveremos a nuestro
Qhapak Ñan, el camino noble de la integración, el camino de la verdad, el
camino de la hermandad, el camino de la unidad, el camino del respeto a
nuestras autoridades, a nuestras hermanas, el camino del respeto al fuego, el
camino del respeto a la lluvia, el camino del respeto a nuestras montañas, el
camino del respeto a nuestros ríos, el camino del respeto a nuestra madre
tierra, el camino de respeto a la soberanía de nuestros pueblos.
Hermanos, para
terminar, los bolivianos debemos superar la división, el odio, el racismo, la
discriminación entre compatriotas, ya no más persecución a la libertad de
expresión, ya no más judicialización de la política.
Ya no más abuso de
poder, el poder tiene que ser para ayudar, el poder tiene que circular, el
poder, así como la economía, se tiene que redistribuir, tiene que circular,
tiene que fluir, así como la sangre fluye dentro de nuestro organismo, ya no
más impunidad, justicia hermanos.
Pero la justicia tiene
que ser verdaderamente independiente, pongámosle fin a la intolerancia a la
humillación de los derechos humanos y de nuestra madre tierra.
El nuevo tiempo
significa escuchar el mensaje de nuestros pueblos que viene del fondo de sus
corazones, significa sanar heridas, mirarnos con respeto, recuperar la patria,
soñar juntos, construir hermandad, armonía, integración, esperanza para
garantizar la paz y la felicidad de las nuevas generaciones.
Solo así podremos
alcanzar el vivir bien y gobernarnos nosotros mismos.
Jallalla Bolivia
(Fuente: Gobierno)
El discurso de asunción del presidente Luis Arce
LA PAZ - Bolivia – Noviembre 8 de 2020
¡Honor y Gloria a nuestros ancestros que siempre nos acompañan!
¡Honor y Gloria a todas y a todos los mártires de la liberación!
¡Honor y Gloria a los caídos en Senkata, Sacaba, El Pedregal!
¡Honor y Gloria a los héroes del pueblo que recuperaron la democracia!
Saludar al pueblo boliviano, al hermano Vicepresidente del Estado
Plurinacional de Bolivia y Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional,
hermano jilata David Choquehuanca.
A los hermanos, Rey
Felipe VI de España, Felipe de Borbón y Grecia; presidente de la República de
Argentina, Alberto Fernández; presidente de la República de Paraguay, Mario
Abdo Benítez; presidente de la República de Colombia, Iván Duque Márquez;
presidente del Consejo de Ministros del Perú, Walter Roger Martos Ruiz;
vicepresidente Segundo de España, don Pablo Iglesias.
A los cancilleres de
la República Islámica de Irán, República Oriental del Uruguay, República
Bolivariana de Venezuela y República de Chile. Almuhamed Al Jasmi’s,
delegado de su alteza, jeque Jalifa bin Zayed bin Sultan Al Nahayan,
presidente de Emiratos Árabes Unidos.
A los parlamentarios
de países hermanos, delegados oficiales de otros países que hoy nos acompañan.
Secretarios generales de la CAN, Parlasur; Secretaria General Iberoamericana,
ALBA, Banco Interamericano de Desarrollo; representantes de organismos
internacionales, al cuerpo diplomático acreditado en Bolivia; observadores
electorales; al Presidente de la Cámara de Senadores; al Presidente de la
Cámara de Diputados; a todas las senadoras, senadores; diputadas, diputados.
Autoridades nacionales
y subnacionales del Estado Plurinacional de Bolivia. Autoridades de los órganos
del Estado. Alto Mando Militar y Policía. Expresidentes democráticos,
autoridades religiosas y espirituales.
Ejecutivos de las
organizaciones sociales, campesinas, indígenas y obreras. Representantes de
partidos políticos, a la dirigencia y militancia del MAS- Instrumento Político
Para la Soberanía de los Pueblos.
Saludar a la familia
de nuestro hermano, jilata David Choquehuanca, y una salud muy especial para mi
familia, para mi mamá Olga, mi esposa, Lourdes, mis hijos: Marcelo, Rafael,
Camila.
Mis nietos y toda mi
familia, a quienes hoy desde esta tribuna les agradezco por toda su paciencia y
apoyo.
Durante los años que
fui Ministro de Economía y Finanzas Públicas sacrifique muchos años con
ustedes, para dedicarme a servir a nuestra patria, y hoy les pido cinco años
más de paciencia y tolerancia.
‘El gobierno de facto’
Saludar con mucho
afecto a todas las bolivianas y bolivianos que nos acompañan en este día
histórico para el pueblo boliviano.
A partir del 10 de
noviembre de 2019, después de 21 días en que se escamoteó la voluntad popular
expresada en las urnas y que dieron un ganador Bolivia fue escenario de una
guerra interna y sistemática contra el pueblo, especialmente contra los más
humildes.
Las dos tareas que el
gobierno de facto se impuso: pacificación del país y convocatoria inmediata a
elecciones no se cumplieron, todo lo contrario. Se sembró muerte, miedo y
discriminación, recrudeció el racismo y se usó la pandemia para prorrogar a un
gobierno ilegal e ilegítimo.
La persecución y
criminalización desatada por el régimen en contra de dirigentes del MAS-IPSP y
de los movimientos sociales, en contra de mujeres y hombres humildes del
pueblo, se tradujo en muertos, heridos, encarcelados, perseguidos, asilados y
exiliados.
Sacaba, Senkata y El
Pedregal son una prueba irrebatible de la brutalidad del régimen, pero también
son símbolo de dignidad y resistencia junto a hombres como Carlos Orlando
Gutiérrez Luna, gran dirigente minero que luchó con valentía por la
recuperación de la democracia y que siempre vivirá en el corazón del pueblo.
Pero, como diría
Marcelo Quiroga Santa Cruz, aquel líder socialista asesinado en otro golpe de
Estado en 1980, no es el odio lo que impulsa nuestros actos, sino una pasión
por la justicia.
‘Una nueva etapa’
Este 8 de noviembre de
2020 iniciamos una nueva etapa en nuestra historia, y queremos hacerlo con un
gobierno que sea para todas y para todos, sin discriminación de ninguna
naturaleza.
Nuestro Gobierno
buscará en todo momento reconstruir nuestra patria en unidad para vivir en paz.
En este camino, la
democracia es un valor fundamental de los pueblos y es la que se expresa de
manera inequívoca la voluntad de la población y también es un eje ordenador de
nuestra institucionalidad y de nuestra sociedad.
La democracia no sólo
es el voto para elegir autoridades en todos los niveles, sino también
elecciones abiertas, justas. Es la participación de todos y todos sin la
exclusión de nadie, más aún de las mayorías sociales y nacionales culturales.
Es la protección de los derechos civiles y políticos como la libertad de
expresión y la libertad de organización. Es pluralismo polít6ico.Todos estos
requisitos para calificar un sistema de democrático fueron mutilados en un año
de un gobierno de facto. Durante meses se llenaron la boca de democracia para
unos, mientras se intentaba proscribir no sólo al MAS, sino al pueblo en su
conjunto.
Desde la recuperación
de la democracia en Bolivia, en 1982, que fue producto de la lucha del pueblo
boliviano, nunca como hasta ahora se ha tendido que evidenciar una democracia
mutilada de sus contenidos centrales. Una inmensa mayoría plurinacional
enfrentó el peligro de la proscripción, la criminalización y la persecución.
Se estigmatizó a los
movimientos sociales, a campesinos e indígenas y obreros. Se nos llamó de
salvajes, de sediciosos, de terroristas. Se humilló a las mujeres de pollera,
se quemó nuestra Wiphala, que es como quemarnos a nosotros mismos, como quemar
nuestras raíces, desde sectores minoritarios de la población, como quedó en
evidencia en las elecciones de octubre pasado se quería una democracia sólo
para unos pocos.
En los hechos, estos
sectores minoritarios levantan la bandera de la democracia sólo cuando les
conviene, y cuando no, recurren a la desestabilización, a la violencia, a
golpes de Estado para hacerse del poder.
Lamentablemente,
algunos grupos quieren volver a la democracia excluyente, mutiladora de nuestra
plurinacionalidad, en la que no participen aquellas mayorías que con el
esfuerzo de su trabajo hacen posible la Bolivia de todos los días.
Sin embargo, a pesar
de esas condiciones adversas, a pesar de que la participación del pueblo estuvo
amenazada por la violencia del gobierno de facto y grupos paramilitares en las
elecciones del 18 de octubre obtuvimos una histórica victoria en las urnas con
más del 55%.
‘Somos mayoría’
Somos mayoría. Eso
quiere decir que la población boliviana votó por la paz y la estabilidad, por
la esperanza y la dignidad, por el rencuentro entre todos y todas las
bolivianas y bolivianos.
Ese voto del 55.10% no
es de Luis Arce ni David Choquehuanca. Ese voto es producto de la consciencia y
la organización de un pueblo que no quiere libertad para unos cuantos, sino
para todos.
Es el voto de un
pueblo que no quiere bienestar para unos cuantos, sino para todos; que no
quiere alegría para unos cuantos, sino para todos.
Asumimos este mandato
que nos da la población, el pueblo para trabajar incansablemente y con humildad
por la reconstrucción de nuestra Patria, y nos comprometemos a rectificar lo
que estuvo mal y a profundizar lo que estuvo bien.
En octubre de 2020
triunfó la democracia intercultural, triunfó la democracia que permite la
deliberación y organización desde abajo y triunfó la democracia que traduce esa
voluntad, esa fuerza creativa a través del voto, pero democracia es también materialización
de los derechos contenidos en nuestra Constitución Política del Estado.
De nada sirve elegir a
las autoridades mediante el voto si a la vez el pueblo al que se debe la
democracia está privado de los derechos fundamentales, como los de acceso a la
salud, a la educación, al trabajo, a los ingresos y a la vivienda.
Democracia es tener el
derecho de disfrutar de la riqueza que es para todos y no para unos cuantos, y
eso lo hicimos en 14 años y eso vamos a profundizar en nuestro Gobierno: la
redistribución del ingreso, los bonos siempre irán de la mano de nuestra
política económica.
Vamos a trabajar entre
todos y todas para recuperar los niveles de crecimiento que el gobierno de
facto hizo añicos, y lo haremos reduciendo la pobreza, así como las desigualdades
económicas y sociales. Esos son los principios que guían nuestro modelo
económico social comunitario productivo al cual retomaremos.
La ‘triple crisis’
Hoy nuestra Patria
enfrenta una triple crisis iniciada en noviembre de 2019 con el golpe de Estado
y profundizada con la pandemia.
La crisis política que
generó un gobierno que no salió de las urnas ni del respeto de los reglamentos
de la Asamblea Legislativa Plurinacional ni mucho menos de su apego a la
Constitución Política del Estado.
La crisis sanitaria
producto de la aparición de la pandemia mundial del COVID-19 en Bolivia, y a la
que el gobierno de facto no pudo ofrecer ninguna respuesta integral adecuada.
La crisis económica
derivada de la incapacidad del gobierno para generar estabilidad y crecimiento
con justicia social, en un año se retrocedió en todas las conquistas del pueblo
boliviano.
Hay quienes han
argumentado que la situación actual es producto única y exclusivamente de la
acción de ese enemigo silencioso llamado COVID-19, pero querer echarle toda la
culpa a la pandemia de esta situación no es correcto, la crisis se venía
conformando en el horizonte desde el golpe de Estado, tras el cambio abrupto de
la política económica y se agudizó a raíz de los efectos de la crisis sanitaria.
Hoy nuestra economía
nacional está en medio de una recesión profunda en la actualidad se tiene caída
del PIB del 11,1%.
Según el dato
publicado por el INE, al segundo trimestre de este año nuestro país pasó de
liderar el crecimiento económico de Sudamérica durante seis años en el periodo
entre 2006 y noviembre de 2019 a presentar la caída más fuerte de la economía
en los últimos casi 40 años, del mismo modo el déficit fiscal programado para
la gestión 2020 alcanza al 12,1% y se convierte en el más alto desde el periodo
de la UDP, el déficit del sector público financiero a septiembre alcanza ya a
5,6%.
Por su parte, el TGN
presenta un déficit programado ya del 8,7% explicado principalmente por el
aumento del gasto corriente, ya que el déficit corriente del TGN alcanza al
8,1% de la presente gestión, estas cifras muestras que en tan solo un año de
gestión económica del gobierno de facto se pasó de una economía que
privilegiaba a la inversión pública y a la redistribución del ingreso, a tener
la necesidad de contraer deuda pública para pagar los sueldos y salarios del
sector público, también hubo un drástico incremento del endeudamiento público,
entre noviembre de 2019 y octubre de 2020.
El gobierno
transitorio endeudó al país en más de 4.200 millones de dólares entre deuda
interna y externa, destaca principalmente la contracción de deuda con el Banco
Central de Bolivia por $us 1.900 millones aproximadamente y 800 millones a
través de subastas públicas de bonos del TGN, en el ámbito de la deuda externa
se comprometieron créditos externos por más de $us 1.500 millones para cerrar
el año programaron un endeudamiento de Bs 4.400 millones adicionalmente en el
mercado interno.
Las reservas
internacionales netas disminuyeron en $us 881 millones entre noviembre de 2019 y
octubre de 2020, lo que representa una caída del 13%, aproximadamente, a
noviembre de 2019.
Las reservas
internacionales se situaban en $us 6.459 millones de dólares y a octubre de
este año se encuentran en sólo $us 5.578 millones; sólo en el mes de octubre
las reservas disminuyeron en $us 777 millones.
El gobierno de facto
deja una economía con cifras que no se veían ni en una de las peores crisis que
sufrió Bolivia en el gobierno de la UDP en la década de los años 80 del siglo
pasado, aumentó el desempleo, la pobreza y las desigualdades, tenemos ante
nosotros el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, de generar
certidumbre, de generar crecimiento con redistribución del ingreso, de reducir
las desigualdades económicas y sociales, pero estamos seguros que trabajando
junto al pueblo lograremos una vez más superar las adversidades.
‘Un mensaje de
esperanza’
Hoy estamos aquí para
enviar un mensaje de esperanza a todas las naciones que conforman Bolivia, a
esas mujeres y hombres valientes que salen día a día a luchar para superar esta
difícil situación, ellos son el ejemplo para una clase política que debe pasar
esta página oscura en su historia, mirar el presente con responsabilidad y
compromiso y al futuro con optimismo, enfocándonos en un sólo objetivo, el
vivir bien de todas y todos los bolivianos.
Por eso daremos
continuidad a la construcción de una economía plural y diversas que recupere,
fortalezca y promueva todo el potencial que tenemos, iniciativas y capacidades
de Bolivia desde lo comunitario de los pueblos originarios y campesinos, lo
estatal, privado, cooperativo y de la amplia diversidad y cultural.
Durante meses hemos
planificado una serie de acciones para activar nuestra economía y se toma la
dinamización de la economía interna. Tenemos grandes proyectos que vamos a
poner en marcha gradualmente en los próximos meses, cumpliendo así nuestro
compromiso de campaña con el pueblo, porque día que pasa sin tomar acción, día
que se complica la situación de Bolivia.
Nuestra patria hoy más
que nunca requiere esfuerzo y movilización sincronizada entre la sociedad civil
y todos los órganos del Estado, entre el sector público y el sector privado;
así, como entre las diferentes agrupaciones políticas.
A pesar de las
diferencias estamos en la obligación de estar a la altura del pueblo, que nos
demanda unidad, paz y certidumbre.
Unidad y
complementariedad entre oriente y occidente, entre el campo y la ciudad. Todos
somos Bolivia, debemos poner fin al miedo en Bolivia.
Creo en la justicia,
no en fomentar un ambiente de resentimiento y de venganza, que no respete la
diversidad de pensamiento, en donde ser de otro partido o color político te
hace ser objeto de odio.
Eso debe acabar. Creo
y apoyo el refuerzo, la institucionalidad del Estado y en generar un ambiente
seguro y estable donde los únicos que deben temer son los infractores, los
criminales, los violentos y los que cometan actos de corrupción.
Nuestro Gobierno
trabajará orientado en el presente y futuro, sirviendo al pueblo boliviano, a
intereses colectivos y no intereses mezquinos individuales.
‘Somos una nación
soberana’
Desde esta tribuna en
la que se concentra la voluntad democrática de nuestro pueblo, también quiero
dirigir a la comunidad internacional, a las hermanas y hermanos de otros países
que hoy nos visitan. Somos una nación soberana, con un Gobierno nacido en las
urnas y nuestra voluntad es la de trabajar por un mundo multipolar, en el que
no exista la supremacía de ninguna potencia y en la que todos los estados y
seres humanos vivamos sin miedo, sin guerras, sin odios, sin saqueo de nuestros
recursos naturales; sin la explotación, sin racismo y discriminación; sin
amenazas, sin presiones de ninguna naturaleza.
Asumimos con fuerza
hoy más que nunca los principios de la autodeterminación de los pueblos, la no
intervención, el no alineamiento y la plena igualdad jurídica y política de
todos los estados sin ninguna forma de subordinación.
Apostamos por una
integración emancipadora y no subordinada que considere todos los ámbitos de la
vida, desde la salud, la educación hasta la económica comercial.
Reivindicamos la integración
Sur- Sur en un mundo globalizado en que no se imponga designios desde el Norte.
Propugnamos la unidad
política de la diversidad de América Latina y el Caribe, la CELAC es la mejor
vía para conquistar tan noble e histórica causa.
Volvemos a ser nuestra
resolución de la CELAC de la 2014, cuando declaramos a América Latina y el
Caribe como un territorio de paz.
Levantamos la bandera
de la diplomacia de los pueblos por la vida y de un mundo sin muros. Debemos
poner fin a todo aquello que nos impide reconocernos como iguales, como
hermanas, como hermanos.
En la subregión,
planteamos la recuperación de la Unasur como espacio de integración y un
mecanismo de concertación política en la que nos encontremos todos,
independientemente de la orientación política de los gobiernos.
‘Asumo la Presidencia
con humildad’
Querido pueblo de
Bolivia, estoy hoy frente a todos ustedes con mucha emoción, pero con un enorme
sentido de responsabilidad que nace del amor que le tengo a nuestra Patria, a
nuestras raíces y al pueblo, pero también las promesas asumidas ante esta
campaña política, por eso quiero reafirmar desde aquí mi compromiso de honrar
cada una de ellas.
Asumo la Presidencia
del Estado Plurinacional de Bolivia con mucha humildad, con mucha honra y con
mucho agradecimiento por la confianza depositada en nosotros.
Gobernaremos con
responsabilidad e inclusión, representándolos a todas y todos, afrontando los
cambios necesarios con el objetivo de que Bolivia vuelva a la senda de la
estabilidad lo antes posible.
Hoy afrontamos el
enorme reto de tener que escribir unido a las letras que definirán los próximos
cinco años de nuestra historia, esperando ser recordados como el Gobierno en el
que el pueblo boliviano se levantó para recuperar la democracia, la dignidad,
la paz, el crecimiento y la justicia social.
Trabajaremos
incansablemente sirviendo al pueblo boliviano. Venceremos a la pandemia,
triunfaremos sobre la crisis como ya lo hicimos en años anteriores, porque
somos un pueblo luchador, perseverante y valiente que mira sin miedos y con
optimismo y con la fuerza de saber que nosotros somos capaces de conseguir.
En mi recorrido por
toda Bolivia, junto con el hermano jilata David, he sentido el dolor, pero
también la esperanza de millones y millones de bolivianos y bolivianas.
No olvidaré nunca las
lágrimas, los abrazos, las sonrisas, las palabras de fuerza que me dieron en
todo momento, ni las historias personales que me compartieron en cada lugar por
el que pasé.
No olvidaremos los
anhelos de quienes sean visto tan afectados en este año fatídico marcado por el
golpe a la democracia y por esta cruel pandemia.
Sus rostros, sus voces,
su cariño y esperanza estarán siempre presentes hoy conmigo y me acompañarán en
todo momento durante los próximos cinco años.
Por mandato de
ustedes, queridas hermanas y hermanos, asumo con mucha humidad y
responsabilidad la Presidencia del Estado Plurinacional.
Miro el pasado, todo
lo que vivimos y superamos. Levanto mis ojos y veo que una Bolivia mejor es
posible, con la participación y el trabajo de todas y todos los bolivianos.
Caminemos en paz, lado
a lado para lograrlo. ¡Vamos a salir adelante!
¡Que viva el Estado
Plurinacional de Bolivia!
¡Honor y gloria al
pueblo boliviano!
Muchas gracias.
(Fuente: Ministerio de
la Presidencia)